Antigüedades

Lo único que sabía el joven Gonzalo de antigüedades cuando se hizo cargo del local de la calle Robles, era que todos los establecimientos del ramo tenían un indefinible matiz exótico.
Así que dejó que una gruesa capa de polvo cubriera los artículos, expuestos en un calculado desorden y sin precios visibles. Cubrió la luz de la calle con amplias cortinas hasta obtener una atmósfera cálida, un leve rastro de ensueño. Apuntó las referencias del escaso género valioso en un catálogo de aspecto solemne que solo mostraba a los mejores clientes.
Sonriendo, se marchitó allí dentro como una flor tardía.

2 comentarios:

Aarón Blanco dijo...

¡Delicioso relato!. La verdad es que manejas muy bien las 100 palabras!!!

Los iré leyendo poco a poco, pero estaría bien si pudieses encontrar la forma de implementar algo como lo de esta página: http://70ideas.com/

Las bombillas están encendidas y, cuando pulsas para ver el vídeo que se esconde detrás de su luz ¡sorpresa!. La bombilla se apaga y ahora sabes exactamente cuantas te quedan por mirar. Es el marcapáginas perfecto. ;)


Afectuosamente

Unknown dijo...

Gracias Aarón, es muy buena idea. Intentaré descubrir cómo se puede meter algo así en el blog. Un saludo y gracias por tus comentarios.