Es una hermosa tarde, así que decide sentarse a esperar en el porche. La brisa de verano refresca el copioso sudor en su frente. Aparece en el cielo la primera estrella y, poco después, un destello enloquecido que parpadea y se acerca por la carretera. Asume que la ambulancia no llegará a tiempo. Alivia la presión sobre la herida roja que burbujea en su vientre y echa un último vistazo orgulloso al rifle de plástico a sus pies. Planos descargados de internet, una impresora 3D, unos pocos tornillos y un gatillo demasiado sensible.
Pero funciona, no se puede negar que funciona.
1 comentario:
Juraría que ya había publicado un comentario a este cuento tuyo pero no lo veo... El otro día vi el plano del arma que de verdad se puede construir con la impresora 3D
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