El
negociador se repliega. Conoce bien su oficio, comprende que la tecla que debe
pulsar está ahora fuera de su alcance. Tiene que ofrecer un botín secundario para
flanquear las demandas principales de su oponente.
Sabe
que él, a su manera, está haciendo los mismos cálculos, eligiendo la carta que
debe jugar, intentando prever su próxima maniobra.
Son
como dos hombres luchando a cuchillo sobre una fina capa de hielo, tan
importante es acertar como la sutileza del movimiento.
Encuentra
una combinación adecuada. Ataca.
-
Tres cucharadas más de sopa, acabas la fruta y puedes ver media hora de tele.
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