El porteador da un paso más. Y luego otro. Y luego otro. Encuentra el comienzo de una nueva escalera. Sin una pausa coloca el primer pie y luego el segundo. Ha perdido el instinto de mirar hacia arriba, los cuarenta kilos a su espalda han sido más fuertes que el hábito. No hay arriba, solo hay un punto donde sus pies encontrarán el llano, o quizás bajen, para después subir de nuevo.
Sabe que está pensando demasiado y que no es bueno para mantener el control. Silencia su mente y da un paso más y luego otro y luego otro.
1 comentario:
Hola, muy interesante el articulo, felicitaciones desde Colombia!
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