El príncipe azul sabe algo que el resto de personajes ignoran. Anoche soñó que todos viven en un cuento corto, sin duda una divertida variación de la historia popular. Por eso sonríe jactancioso cuando el rey relata la desdicha que ensombrece su reino y el temor por la seguridad de la joven princesa. Acepta el reto, esperando lo imprevisible. Pero llega pronto al castillo encantado, decapita al fiero dragón y rescata rápidamente a la joven. Enseguida es desposado y, sin pensarlo, ya preside aturdido el clásico banquete de celebración.
Cuando sirven las perdices, el muy fatuo dista de estar feliz.
2 comentarios:
nuevo hito en esta práctica de confrontar la fantasía (príncipes y eso) con la cotidianeidad (matrimonio y tal). Felicitaciones, y ánimo capitán, que no queda nada!
Buenísimo. Uno de los mejores.
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