prisioneros

El ansiado fin de la guerra fue celebrado por dos poblaciones hastiadas de años de horror, iniciando un camino de paz y entendimiento. Hubo un bello gesto inicial: se liberaron los primeros prisioneros, una larga hilera de hombres sucios y sonrientes. La respuesta, tan veloz como emotiva, fue soltar a otros tantos, uniformados y limpios, después de una copiosa cena. Como réplica, lujosos coches oficiales llevaron nuevos prisioneros a la frontera, vistiendo trajes y portando informes médicos sobre sus dolencias y tratamientos durante el cautiverio.
Un rumor irritado comenzó a circular en las calles “¿acaso se creen mejores que nosotros?”.

2 comentarios:

Jonathan dijo...

Brrrravo!!

David Peñas dijo...

Que bicho eres. Como muchos de los anteriores tiene un punto de maldad y oscuridad, pero sobre todo de velado (¿o no tanto?) insulto a la humanidad. Esta muy bien aunque es algo deprimente... y divertido a la vez. Por eso eres un bicho. :-)